domingo, 24 de junio de 2007

DESPEDIDA Y JUBILACIÓN

PALABRAS CON OCASIÓN DE MI DESPEDIDA DE TÁNGER Y DE LA ENSEÑANZA

Queridos compañeros y amigos:

Os haré una confidencia:

En GOOGLE no hay discursos de despedida para jubilatas que se van de Tánger.
Pero trasteando por la web he encontrado en protocolo.net algunas ideas que me van a ser de utilidad:


1ª. No es de buena educación acallar al público golpeando la copa con la cucharilla, sino que hay que carraspear ante el micrófono. Así: ¡grrr, grrr!

2ª. Hay que diferenciar entre “un discurso” y “decir unas palabras”. Yo voy a decir unas palabras.

3ª. Hay que definir claramente el objetivo: el mío es daros las gracias por vuestra presencia en este acto y, sobre todo, por el compañerismo, la amistad, el cariño y ¡hasta el amor! que habéis derrochado conmigo en los años que he pasado en el Severo Ochoa.

4ª. No hay que mencionar a nadie expresamente, porque seguro que nos vamos a olvidar de alguno.
De manera general mi agradecimiento va también para los ausentes, los que ya han pasado por Tánger y con los que he convivido algún tiempo.
Y, muy especialmente, para aquellos que, no estando ya en el instituto, han querido compartir con nosotros física o espiritualmente o por medio de la palabra esta noche mágica de san Juan.

5ª La alocución tiene que ser breve. No hay que intentar desarrollar toda una vida profesional de más de cuarenta años.

Sólo mencionaré que empecé de profesor furtivo, allá por los años sesenta, dando clase de 4º de Bachiller en una academia femenina de la calle Serrano de Madrid. Recuerdo que la primera clase fue terrible: si miraba a la pizarra, ésta se me venía encima y los gránulos de tiza no me dejaban ver los teoremas. Si miraba a las chicas, sus cuerpos, con sus blusas blancas, sus faldas plisadas y sus medias por debajo de las rodillas, se abalanzaban imaginariamente sobre mi espíritu conturbado. Fue una hora larguísima.

Sin embargo, la última clase, ayer, con 1ºB de la ESO, fue otra cosa: entre ¡sentaos!, ¡callaos!, ¡abre el cuaderno!,¡saca el boli!, ¡vete a por el tamagochi¡ y ¡copia que te bajo la nota!, se me pasó volando. Tocó el timbre, metí en mi cajita las tizas blancas y de colores, les dije: ¡que os vaya bien! ¡Que tengas buenas vacaciones profesor!, me contestaron.

Estos son los extremos del arco de una vida profesional: de 4º de Bachiller a 1º de la ESO.
Ahora, queridos colegas, seguid vosotros.
Ana m3akum dima.
He dicho.

Ricardo Aguado-Muñoz Prada

Ver más en el blog de actividades extraescolares





En la despedida de Ricardo Aguado
Discurso de Pilar García Madrazo
Tánger, 23 de junio de 2007




Hace un año, en la fiesta de despedida de los que entonces nos íbamos, le prometí a mi colega y amigo Ricardo Aguado estar presente en la suya, cuando ésta se celebrara. Yo también, como Laertes, he escuchado el consejo de Polonio, su padre: “Al amigo de amistad probada sujétalo a tu corazón con ganchos de acero.” Y aquí estoy. Si no con mi persona, sí con mi palabra, que es casi tanto o más, pues si bien dice San Juan de la Cruz que “la pena de amor no se cura sino con la presencia y la figura”, la palabra puede sacudir con la fuerza de un tornado y acariciar con la dulzura de un beso. Y llegar al corazón y anidar en él con más celeridad y hondura, que la mirada más intensa.

Ya sé que no sólo se despide Ricardo Aguado, sino otros compañeros amigos, capitaneados por nuestro esforzado director Luis Badosa y nuestra inefable Luisa Conejero. A todos los que, en estas fechas, estáis haciendo las maletas y despidiéndoos del I. Severo Ochoa y de los compañeros y amigos que se quedan, os deseo un feliz desenlace de Tánger y un venturoso reencuentro con vuestra vida española. ¡A todos, larga vida y prosperidad!

Pero mis palabras hoy van especialmente dirigidas a mis amigos Ricardo Aguado y Abdeslam Idiratem, que cierran con este curso académico su carrera profesional, y quiero dedicárselas desde el júbilo de quien ya ha cruzado el río del Olvido y se halla felizmente instalado en el estado de gracia de la jubilación.

Mis queridos Ricardo y Abdeslam, hay dos profesiones sagradas a las que un ser humano puede consagrar su vida. Estas dos profesiones sagradas son enseñar y curar. Pero, mientras el médico se echa sobre sí la pesada carga de las cuitas y los problemas del cuerpo, el maestro se atreve a más. El maestro vivo toma en sus manos lo más íntimo de sus alumnos, la materia frágil e incendiaria de sus posibilidades y, cuidadosamente, inspiradamente, aplica toda su energía y sus esfuerzos a orientarlos en busca del sentido de su propia vida. “Educar” significa “conducir hacia adelante”.

No hay ninguna profesión que pueda compararse en grandeza a la del profesor. Enseñar con seriedad es poner las manos en lo que tiene de más vital un ser humano. Es educar al discípulo para la marcha, conectarlo a la cultura, que es la patria de todos, la cuna de la libertad. Cada lección que se da en el aula es una lección de libertad. “La voz del maestro, nos recuerda Platón, es mucho más decisiva que cualquier libro”.

No hay oficio más privilegiado. Despertar en otros seres humanos poderes, sueños que están más allá de los nuestros; inducir en otros el amor por lo que nosotros amamos; hacer de nuestro presente interior el futuro de ellos: ésta es una triple aventura que no se parece a ninguna otra. Es una satisfacción incomparable ser el servidor, el correo de lo esencial. Enseñar, enseñar bien, es ser cómplice de una posibilidad trascendente.


Por eso, querido Ricardo, querido Abdeslam, desde esta exultante reflexión, y convencida también de que la enseñanza secundaria es más importante que ninguna otra, me uno a vosotros en la satisfacción y el orgullo de haber entregado a este oficio tan digno y trascendente los mejores años de nuestra vida, y haber llegado a ponerle el broche de oro todavía vivos y entusiastas, ¡FUERTES Y VALIENTES!, con todas las ganas puestas para emprender una nueva aventura, una jubilosa aventura, cuyo dulce sabor yo ya he probado.

¡ENHORABUENA EN ESTE DÍA! Yo estoy con vosotros y os abrazo de corazón.

Pilar

26 comentarios:

Duende que camina dijo...

Muy bien hechas tus palabras, RAMP. Lo hiciste como eres: sobrio y elegante, preciso y poco rebuscado.
Conseguiste emocionarnos.

Unknown dijo...

Buena suerte en tu nueva etapa.
Que sigas siendo muy feliz.
Tus hijos.

Libre dijo...
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